Selecciona categoría

Descubrimos la intolerancia a la fructosa en nuestro hijo, cuando tenía 6 años, ya que tenía dolores constantes de barriga.

Hicimos miles de pruebas para descartar cualquier patología, se la diagnosticaron a partir de una prueba de hidrógeno aspirado, intolerancia completamente desconocida para toda la familia.

A partir de allí, fue un peregrinar con los médicos, pediatras, especialistas del aparato digestivo, nutriólogos. Nos daban listas de alimentos o dietas, pero los síntomas no mejoraban.

Tuvo que hacer una dieta restrictiva durante unos meses, probando alimentos para ver cuales le sentaban bien y cuales no, después todo fue mejorando.

Nos apoyamos en diversos grupos en redes sociales, de los cuales hemos aprendido mucho.

Cuando había fiestas, era un suplicio, ya que no podía probar chuches, pasteles, etc., hasta que descubrimos los suplementos alimenticios que le ayudan a sintetizar el azúcar que recibe su cuerpo y evitar diversos síntomas.

En varias ocasiones, llevamos el postre comprado en tiendas online especializadas, ya que hay gran variedad de chuches, galletas, chocolates y que le sentaban muy bien.

Siempre hay que ponerse en manos del especialista, ya que es el que nos guiará en este tema, pero también es importante la comprensión de nuestro entorno y el apoyo que recibimos de los demás.